Estanque en los Jardines del Alcázar



Uno de los lugares que enamoró al pintor Mariano Fortuny durante los dos años que duró su viaje a Andalucía fueron los Reales Alcázares de Sevilla.
La espectacular luminosidad, la elegancia de su arquitectura, la riqueza de su colorido... en definitiva, su belleza, sirvieron como fuente de inspiración a algunas de sus obras como este "Estanque en los Jardines del Alcázar" (1868).
Imagen bucólica en la que el agua es un espejo donde se reflejan los cisnes, la estatua del dios Mercurio, las damas que juguetean con su paragüas y, por supuesto, el Palacio, soberbio exponente de esa arquitectura andaluza que tanto gustó al pintor catalán.


Mariano Fortuny, "Estanque en los Jardines del Alcázar" (1868)


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