Cortylandia


Madrid, Navidades de 1987
En el Corte Inglés de Sol está a punto de comenzar uno de los grandes espectáculos de las fiestas: Cortylandia.
Soldaditos de plomo, casitas de cuento de hadas, simpáticos campesinos bailarines, animalillos animados y un enorme Gulliver, están a punto de entonar una canción (min. 3:33) que seguramente muchos recordarán aún con cariño como si la hubieran escuchado ayer mismo.
Porque ese Cortylandia vino después a Sevilla, tanto a Duque como a Nervión, haciendo las delicias de los que éramos niños (y no tan niños) por aquel entonces.
Hablamos de una Navidades diferentes a las de ahora, al menos en lo que a la ciudad se refiere, donde la Encarnación era un aparcamiento en superficie, en la Alameda daban vueltas otro tipo de camellos y las luces de la Avenida eran puestas por los coches que la colapsaban en ambos sentidos.
Unas Navidades que, para bien o para mal, ya nunca volverán, como Gulliver y los personajes de Cortylandia, que un mes de Enero se despidieron de los que estábamos viéndolos en Nervión prometiendo regresar para el año de la Expo.
Mintieron...


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